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Un bebé contribuye intentando hacerte sonreír. Hará monerías. Cuando sea algo mayor, bailará para ti, te traerá palitos o intentará repetir los movimientos que haces al trabajar, para ayudarte. Si no aceptas esas sonrisas, esas danzas, esos palitos, esos movimientos de trabajo con el espíritu con que se dan, habrás empezado a interrumpir la contribución del niño. Ahora comenzará a ponerse ansioso. Hará cosas irreflexivas y extrañas con tus posesiones en un esfuerzo por mejorarlas para ti. Le regañas... y eso acaba con él.
Algo más entra en acción aquí. Y son los datos. ¿Cómo podría saber un niño cómo contribuir a ti, a su familia o a su hogar, si no tiene ni idea de las reglas de funcionamiento por las que se rige la familia?
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